Sisbela de Mercadona y Cien de Lidl: ¿existe el milagro de la cosmética low cost?

De un tiempo a esta parte, no son pocas las ocasiones en que paso tiempo justificando el precio de toda la dermocosmética que recomiendo, o lo que es peor, luchando por demostrar sus diferencias con respecto a cosméticos «low cost» que con «igual fin», nos venden supermercados y perfumerías.

Los precios irrisorios y las fuertes campañas de marketing de cremas como Cien (Lidl) o Sisbela (Mercadona) han desatado el debate: ¿es posible contar con una crema premium y eficaz por sólo 3 euros? ¿es un engaño la propuesta de la industria dermocosmética?

En este post nos hemos propuesto aclararte qué hay de verdad en estas propuestas y hasta qué punto es una opción inteligente y eficaz apostar por una piel «low cost». Creo que te ayudarán a (re)pensar de hoy en adelante tu decisión sobre el cosmético que vas a aplicar en tu piel.

Cien (Lidl): 38 céntimos en ingredientes sintéticos, con parabenos, derivados del petróleo y una campaña de marketing hiperefectiva

La crema low cost de Lidl (2,99 euros) ha sido durante un tiempo bien escaso en las estanterías de sus supermercados. La (supuesta) alta calidad y bajo precio de esta antiarrugas causó furor en 2015, cuando un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) la situó como la mejor del mercado.

¿Qué presunto «milagro» había detrás de los envases de Cien? Enumeremos los principales argumentos:

  • Un INCI con 38 ingredientes.
  • La ya desmitificada coenzima Q10
  • Dos parabenos: Etil y Metil, unos conservantes que han sido cuestionados por su posible efecto sensibilizador y que han desaparecido de la alta cosmética ante la sospecha de posibles efectos cancerígenos.
  • Presencia mayoritaria de ingredientes sintéticos y derivados del petróleo como la Dimeticona y Phenoxyethanol,
  • «Un gasto menor a 30 céntimos en ingredientes», como apuntaba Carmen Torres (farmalista) en uno de sus post: «su fórmula no merece ni siquiera una reseña; le calculo un gasto menor a 30 céntimos en ingredientes, y los milagros ¡no existen! Tú me entiendes…»
  • «Un efecto flash que tapa los poros», como explicaba Nicolás Ruiz Mosquera, dermatólogo del Centro Dermatológico Estético de Alicante, quien cuestionó los supuestos beneficios espectaculares de esta crema a través de un estudio«Esta crema genera un ‘efecto flash’ en la piel al alisarla, tapando los poros, lo que impide eliminar las células muertas y puede provocar un descontrol de la grasa y la hidratación en la piel».
  • Desde el punto de vista dermatológico, María José Alonso, dermatóloga del Hospital Torrecárdenas de Almería y miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explicaba valorando este tipo de cosméticos que: “Si la crema antiedad contiene retinoides o algún tipo de ácido como salicílico, glicólico, láctico… o vitaminas C y E, que son los ingredientes antiedad más eficaces, no conozco ninguna de tres euros. Estos activos son costosos”.

Como apuntaba al comienzo, el milagro definitivo se obró con la campaña mediática tras el estudio realizado por OCU. Esta organización de consumidores se erigió en juez y árbitro del mercado de cosméticos antiarrugas, con un análisis plagado de fallos metodológicos según la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), en el que sin certificaciones ni homologaciones, se mezclaban mujeres con edades entre 31 y 70 años, atributos de producto y precio, entre otros, resultando un estudio sin fundamento científico alguno. Tomàs Muret, vocal de Dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos de Baleares, afirmaba en un reportaje a Diariofarma que este tipo de análisis carecen de fundamento y son arbitrarios. “El estudio de la OCU está muy enfocado a conseguir unos resultados concretos”, señala.

Sin embargo, el objetivo se había conseguido. La prensa titulaba ipso facto de forma impactante: «La mejor crema antiarrugas es de Lidl y cuesta 3 euros«, y los supermercados de la «compra perfecta» activaban su campaña de inmediato: «¿Por qué gastarse más de 100€ en una crema, si la mejor crema de España cuesta 2,99€?». ¿El resultado? Existencias agotadas e incremento por 20 de las ventas. Ya entonces, cuando el stock se había agotado, Lidl accedía a retirar la publicidad engañosa de sus tiendas. El milagro pareció alcanzar su fecha de caducidad…

Sisbela (Mercadona): composición propia de hace 40 años, con 47 ingredientes en bajas concentraciones, activos irritantes y una prodigiosa campaña de comunicación

Y cuando el fenómeno Lidl perdía su efecto, llegó el turno de Mercadona. Otro milagro al albor de un titular más impactante si cabe: «Mercadona vende por 5 euros una crema antiarrugas que cuesta 85 euros«, con su correspondiente campaña mediática que se traducía en una demanda masiva del cosmético, que se agotaba de inmediato en las tiendas de los supermercados valencianos.

Pocos días después de conocerse la noticia, Carmen Torres (farmalista) hacía un análisis bastante exhaustivo del INCI (listado de ingredientes) de Sisbela. Sus conclusiones no podían ser más reveladoras:

  • Cuenta con 47 ingredientes, lejos de los principios de la cosmética ética.
  • Las concentraciones de activos son muy bajas, por lo que su eficacia es mínima.
  • Necesitan de gran cantidad de conservantes y aditivos que pueden provocar reacciones de sensibilidad cutánea.
  • La mayoría de los ingredientes son derivados del petróleo. En concreto el primero de ellos y por tanto el que está en “mayor”cantidad es un compuesto similar a las siliconas, a él le sigue un alginato usado como espesante, gelificante…
  • Contiene activos muy irritantes como el aceite de maíz refinado, el Propylene Glycol, Dimethicone…
  • No aporta ningún extra ni de hidratación ni de nutrición, sólo se limita a formar una capa difícil de eliminar sobre la superficie cutánea dando la sensación inicial de piel suave y cuidada, pero que a la larga se transformará en deshidratada.

Si esto no era suficiente, pocos días después otra gran compañera y profesional, Marian García (boticariagarcia), publicaba el resultado de su investigación sobre este cosmético, después de trascender que Mercadona lo estaba comercializando por 5€, mientras que otro con la misma composición se comercializaba a 85€ en perfumerías principalmente. La llegada del verdadero lujo «low cost», vaya. Sin embargo, la historia tenía trampa, tal y como ha desvelado Marian en su blog, porque una argucia empresarial es la que ha posibilitado que el mismo producto por diferentes canales se comercialice con marcas y precios diferentes, dejando la puerta abierta a una maniobra de comunicación y marketing de Mercadona que no ha podido ser más efectiva.

Dicho esto, lo preocupante es que estamos nuevamente ante un cosmético de dudosa eficacia. Lo ponía de manifiesto farmalista en su análisis del INCI y lo completa la propia Marian en su post:

  • Su composición es propia de un cosmético de hace 40 años
  • Encontramos DNA, su principal argumento de venta para defender la hidratación, y ni rastro de reparadores del DNA, con lo que su principal argumento de venta se cae.
  • Su poder revitalizante es inexistente, al no contener ninguno de los activos responsables del mismo.
  • Tiene hidratantes y emolientes de bajo coste.

El análisis de estas dos compañeras no puede ser más revelador. Sin embargo, la maquinaria mediática no ha cesado y Mercadona ha conseguido su objetivo: batir récord de ventas y replicar el efecto Cien de Lidl. Eso sí, ni rastro en los medios de análisis especializados y objetivos sobre estos cosméticos, que han parecido erigirse en una suerte de pócima milagrosa. Bien, a la vista queda con la revisión en este post de diferentes voces especializadas y autorizadas, que la tal pócima milagrosa es básicamente un efectivo producto de marketing, impulsado en este caso por una empresa que ha conseguido ganarse el favor casi sectario de una parte de la sociedad, que alaba y no cuestiona absolutamente nada que proceda de sus estanterías.

Claves para elegir tus cosméticos con criterio y acierto

A la vista del panorama que os contaba, juzgad vosotr@s mism@s. No obstante, sí me gustaría compartir algunos consejos con el fin de que os ayuden a elegir con criterio y acierto vuestros cosméticos:

  • Siempre debemos dejarnos asesorar por un profesional que pueda recomendarnos el tratamiento que mejor se adapte a nuestra piel y necesidad sin olvidar el resto de nuestra rutina y gusto personal para conseguir máximos beneficios. En estos casos la utilización de aparatología (dermoanalizador, por ejemplo) es importante para evaluar el estado de la piel sana, abordar un tratamiento cosmético adecuado y realizar el correspondiente seguimiento.
  • Somos muchos los que buscamos el bien de nuestros consumidores, y que recomendamos lo mejor, sin dejarnos influenciar por tendencias, modas y otros argumentos de dudosa credibilidad.
  • Una buena fórmula es aquella que nos llega avalada por estudios de eficacia y tolerabilidad, algo que nos proporcionan los laboratorios fabricantes y al que todos tenemos acceso. Que esté en el mercado, no quiere decir que sea un buen cosmético, sólo que cumple la ley vigente para ello.
  • Un buen cosmético está formulado con la cantidad mínima de activosya que cuantos más sean, más probabilidad de intolerancias y reacciones adversas.
  • Aquel tratamiento que contiene más concentración de activo, siempre tendrá un precio superior pero su eficacia también será mayor.
  • No podemos comparar un tratamiento formulado con un activo puro a aquel otro que contiene un derivado, sucede más de lo mismo y una prueba de ello lo tenemos en el surtido de tratamientos a base de ácido hialurónico y vitamina C.
  • Una buena fórmula contiene mínimos o ningún conservante, perfume o colorante, responsables de más reacciones de sensibilidad cutánea.

Como veis el precio de un cosmético viene impuesto por su composición, pureza, elaboración, envasado, estudios de eficacia y tolerabilidad, distribución, ganancia para el fabricante y distribuidor y algo fundamental como es la investigación y estudio previo en post de la fórmula ideal.

Por supuesto que existen tratamientos que se venden a un precio muy superior al que debieran, que a veces pagamos marketing y tendencias, pero os puedo asegurar que los tratamientos realmente eficaces son aquellos que cuestan lo que son por su composición, concentración, estudios de preventa y trabajo de elaboración desde el minuto uno hasta que llega a nuestras manos. Y que ahí estamos aquellos que amamos nuestra profesión y buscamos siempre lo mejor para cada persona de forma única y personal, dispuestos a ayudaros en todo momento.

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Sobre el autor

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Elisa Isabel Roldán Jiménez

Licenciada en Farmacia y especialista en dermocosmética Ver todos los artículos publicados Sígueme en youtube · facebook · twitter

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